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Pax Dettoni. Teatro para la convivencia. Puentes del perdón. En sus zapatos.

Cononcer a Pax Dettoni ha sido un descubrimiento para mi desarrollo personal y profesional. Siempre me ha dado cierto pudor mezclar estas dos facetas, como si eso implicara falta de profesionalidad. Pero a día de hoy, veo claramente  la importancia de decir bien alto que en nuestro trabajo, la calidad de tu desarrollo personal y tu voluntad para profundizar en la gestión de tus emociones, afecta positiva y directamente a tu trabajo en el aula.

He visto a Pax interactuar con muchos claustros y proponerles el teatro como medio de observación de los conflictos emocionales que todos "sobrellevamos" en nuestra vida y en nuestras aulas, y en todos los claustros ha sido un éxito. A pesar de esa voz en mi cabeza que decía, "con estos teatro?? no sé yo". Pues sí, con estos también.

Pax trata 4 emociones con los profesores y con los niños a través del programa en sus zapatos: el miedo, la ira, la tristeza, la alegría y se deja en la recámara la sorpresa y el asco.

Comienza la sesión con una amplía sonrisa y preguntando a todas las participantes cómo se sienten. Y comienza el juego para Pax porque bromea con la posibilidad de elegir un adjetivo diferente a "bien". Nos pregunta dónde lo sentimos, de qué color es, qué forma tiene. Y a continuación despierta nuestro cuerpo con una auto-masaje y masaje en grupo aderezado de de masajes emocionales que consisten en decir y oir como te dicen: confio en ti, confía tú en ti... muy agradable.

Después, en la primera actividad de presentación a través de un gesto, surgen las primeras experiencias emocionales y comienza la magia de Pax. ¿Cómo os sentís ante esta propuesta? La más valiente dice insegura. Y el teatro surge de las preguntas de Pax ¿Qué está diciéndote tu pensamiento para hacerte sentir así? ¿Quién quiere ser el pensamiento de....? Y las divertidas gafas de la martirio repelente salen al escenario mientras nos descacharramos escuchando nuestra mente diciéndonos lindezas del tipo: no tienes ni idea, ridícula, se van a reir de ti, con lo torpe que eres...

¿Qué emoción ha servido de puente entre nuestro pensamiento y nuestro cuerpo tembloroso, empequeñecido y encorbado?

El miedo.

Pero el miedo es sólo una emoción, una chispa como dice Pax. Y las emociones fluyen como un río, no cesan de entrar y salir. Tan sólo se quedan aquellas que alimentamos, a las que echamos leña y que se convierten en el fuego de nuestro pensamiento. Acabamos de sufrir un secuestro emocional. Nuestro cuerpo está dominado por el pensamiento generado por el miedo

¿Qué podemos hacer? Hasta aquí queda demostrado que nuestro cuerpo físico se ve afectado por el cuerpo emocional y secuestrado por el cuerpo del pensamiento. Pero exite uno más que completa la ecuación emocional: el que observa todo esto. Este último cuerpo es el llamado yo o consciencia y tiene la capacidad de cambiarle las gafas de maritirio repelente a nuestro pensamiento por otras que se centren lo bueno, verdadero y bello.

 

Este yo es el que tienen la posiblidad de escapar de este secuestro en el preciso instante en el que descubre que existe. Que si puede observar su miedo, es porque es diferente de su miedo y por tanto puede tomar distancia de lo que está sucediendo y tomar decisiones distintas, enviar mensajes distintos al resto de los cuerpos: respira... todo está bien...sentir miedo es natural... tienes derecho... y puedes elegir...estará bien en cualquier caso... respira...eres libre para elegir lo que quieres hacer con este momento...eres libre y capaz de hacerlo... incluso capaz de hacerlo y disfrutar de la experiencia...

El yo consciente. El más difícil de ponerle voz. ¿Cómo entrenamos a nuestro yo? Con el control del foco, de la atención...shiné para los budistas, mindfullness para el siglo XXI. Y Pax se sienta con las maestras y les explica cómo meditar y lo hace. Se sienta, pone su reloj 5 minutos y comienza la experiencia. Después de la reflexión nos ofrece la posiblidad de aumentar pocoo a poco el tiempo de meditación y continuar el próximo día a partir del tiempo al que el grupo haya llegado.

Y ahora viene la sorpresa final. Nuestro yo va creciendo a lo largo de nuestra vida. De hecho hasta los 21 años no podemos hablar de un yo consciente preparado para ser adulto, para ser responsable de las decisiones que toma... eso sí, si le hemos dejado crecer, si hemos tenido un modelo de yo consciente cerca del que poder nutrirnos, del que poder escuchar el discurso positivo que nos ayuda a crecer. Si no hemos podido reproducir un modelo cercano, nos toca hacer todo el trabajo ahora... menuda aventura.

 

Y para que siga creciendo fuerte por sí sólo, tan sólo se alimenta de una cosa: COHERENCIA.

Y para conseguir andar este camino de crecimiento nada sencillo tan sólo necesitamos una herramienta: LA VOLUNTAD.

Sencillo, directo, cierto hasta que lo sientes en el propio corazón y notas el calorcito de tu yo diciendote: sí, eso es...ahora ya lo hemos aprendido.

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